En el pasado se hablaba principalmente de dependencia a sustancias, alcohol y drogas; sin embargo, parte de los cambios modernos, como el uso del Internet, que tan beneficioso ha resultado a la humanidad, para otros se ha convertido en algo peligroso. La ventaja es que al igual que con los primeros, existe la posibilidad de recurrir a un tratamiento adicciones Madrid para solucionarlos.
La adicción puede definirse como el abuso continuo de un producto que provoca una dependencia incontrolada y donde las víctimas carecen de la voluntad y la energía necesarias para dejarlo. En la actualidad, el uso de Internet se ha extendido, haciéndose patológico en muchos casos y dañando especialmente a los más jóvenes.
Estas circunstancias, en general, se refieren al ciberespacio, independientemente del modo de acceso utilizado: ordenadores personales, teléfonos inteligentes, consolas de videojuegos, tabletas, etc.
¿Cómo se manifiesta el trastorno adictivo a Internet?
Entre las experiencias abusivas que se observan con mayor frecuencia están:
- El cibersexo, en el cual dos personas fingen tener un encuentro sexual, mientras se comunican por medio de una red informática. Es común potenciar los resultados con imágenes, vídeos y sonidos. Es perjudicial en tanto sustituye relaciones románticas reales.
- Foros o chats. El individuo solo se relaciona con otros por esta vía. No posee amigos tangibles y no sale a ninguna parte a divertirse porque siempre está interactuando con los ciberamigos.
- De nuevo, toda la vida del jugador gira alrededor de estas ocupaciones que llega a percibir cual universo lógico, perdiendo la capacidad de enfrentar y comprender las situaciones cotidianas.
- Búsqueda insana de información. Dada la infinita oferta de datos existentes, el investigador se obsesiona con el aprendizaje e invierte todo su tiempo y esfuerzo en acumular conocimientos, sin interés en sacarle provecho, convirtiéndose entonces en una biblioteca ambulante.
El inconveniente de cualquiera de ellos se presenta cuando los adictos no pueden o no quieren comunicarse con sus congéneres. Y por practicar estas actividades descuidan las necesidades básicas, afectando aún las obligaciones como trabajar y estudiar.
Pero siempre que la persona reconozca la condición y quiera superarla, con buena terapia es posible hacerlo.